SABADO 23/9/17 SEVILLA CANTINA SEVILLA

Buenas tardes.
Vamos a lio, que hoy hay tema.
A la hora de la cita, todos en el ALAMILLO, David, ALAMILLO, menos el citado, que con la cosa de que ayer fue viernes, se fue a Torre Triana. Andrés también llegó con cara de Sábado después de viernes movidito, a él se le noto más que a David, pero eso llegará al final.
Después de la llamada de rigor, nueva cita en campo de tiro, donde se encontraba David y salimos pitando para pillar el camino de Santiago.
En cabeza, como siempre los “pro”, algunos de ellos siguen sin entrenar y salen poco, pero el descanso les está viniendo de p.m.
Hoy salí con el pulsómetro, no quería otro numerito como el día del reencuentro, y me propuse terminar la ruta, además venían Mercurio que sale por la mañana con Pepekiki, pa distraerse y Luis que con el trabajo no coge la bici, con lo que en caso de problemas tenía donde cogerme.
Primera reagrupación, entrada del Camino de Santiago, donde las personas mayores, paramos a vaciar la vejiga, ya que se aventuraba por la alineación, que esto no iba a parar hasta como mínimo el final del Camino de Santiago. Pistoletazo y fin de la salida controlada, a correr….
Detrás, Mercurio, José Manuel R. y un servidor, Luis en tierra de nadie, gastando gasolina, el resto a lo lejos.
Segunda reagrupación, final de camino, donde el personal esperaba paciente al vagón de cola, llegada al cruce y sin parar seguimos hacia Guillena por el camino de la derecha.
Segundo tironcito, grupo de cabeza tirando, hasta la casetilla, donde volvimos a reagrupar. Llegó Luis acompañado de Antonio 55, ya empezó a pagar el ratito del Camino de Santiago. Rafael no paro y siguió y yo salí un poquito después. Al rato de entrar en el restringido, el grupo de “pro´s”, me paso como un vendaval. Yo a lo mío, controlando las pulsaciones para que el final no fuese muy angustioso, de todas formas no pararía en la Cantina y me metería en la culebra del tirón. Al inicio de la cuesta esperaba Mercurio, que había llegado algo antes que yo y que tampoco paro a desayunar, se estaba metiendo una de esas barritas y sobres que compra Dios sabe dónde y que le sientan tan bien. Empezamos la subida, al poco tiempo me pasa José Manuel R, seguimos un poco juntos, pero este como está más fuerte que yo……….va para arriba, también le ha venido bien romperse la mano, poniendo tierra de por medio, hasta poco antes de llegar a la cima, momento en el que me puse a su altura, le pegué una pasada “SUBIENDO” y seguí adelante para coger el último repecho. Llegue arriba, seguido de José Manuel y poco después Mercurio, al poco apareció Luis acompañado de Antonio55, que hoy decía que no venía fino, otro.
Vámonos para abajo, antes de que llegue el resto, como están más fuertes ya nos pillaran por el camino. Nueva pasada a José Manuel, ahora “pabajo”, y pedales a tope. Al rato, me pasa “er grande”, y detrás Lorenzo, con cara desencajá, a la caza del grande, aun así se le podía leer en  la frente: “vaya cómo va el nota y que no lo pillo”, detrás José Manuel, poniendo a prueba ese “42” me pasó como un poseso, intentando vengar el orgullo ultrajado de la subida anterior y posterior bajada. Llegamos a Guillena, repusimos líquidos y tiramos para Torre la Reina. Luis siguió por carretera, estaba acabao, yo me quedé atrás con Metail, José Manuel R, y aprovechando que el resto ni se veía, hicimos parada técnica para ingerir algo. A la llegada a La Algaba, después de cruzar el semáforo, nos encontramos al grupo tirao por los suelos algunos y otros mirando como Antonio55 arreglaba, otra vez, un pinchazo de esas ruedas que le han regalao. En este preciso instante, Andrés, con la cara descompuesta decide salir pitando porque tenía algo dentro del cuerpo que quería derramarse y no se fiaba de esperar a terminar el arreglo del pinchazo. Parece ser que llegó a tiempo y no se derramó por el camino. Cruzamos la Algaba, reagrupados y todos juntitos a buen ritmo, nos pasaron dos flaqueros y en echamos de menos a JoseLp, el grupo no quiso hacer sangre y los dejó marchar. Y aquí llega el momento del día, el PUENTE, ese tan querido puente que nos espera a la entrada de San Jerónimo y que  aprovechamos para dar el último tironcito, y si hay alguien por delante, mejor. Empieza la subida agrupada, sube un poco el ritmo, y en ese momento miro hacia atrás, no venía ningún coche, era el momento, me tiro a la izquierda pego un cambio, CLAC…CLAC, la gente al oír el ruido mira hacia la izquierda para ver quién era, demasiado tarde, sigo apretando hacia arriba y culmino el puente en solitario y apunto de pillar a uno de los flaqueros que le había dado un chungo subiendo, tenía malita cara. Con esto, las sensaciones y el clamor de los compañeros al verme resurgir, me fui contento a casa, me comí seis filetes de solomillo un par de huevos fritos y su correspondiente plato de papas fritas y di por terminada la jornada.
“Ahí queó”