Crónica Melonares-UPA-Melonares

Angello-Lancha.  Lancha-Angello. Está viene siendo la masiva afluencia de bikers en nuestras últimas convocatorias. ¿El por qué?. Ni idea. No estoy para reflexiones ni para filosofar, eso lo dejo a Porfirio o a los dos Zenones, de Tarso y de Sidón.

Comenzaba la mañana con desayuno en Castilblanco de los Arroyos. Café y media con mantequilla para mi, mientras que Angello era seducido por una golosina popular del Municipio denominada “Gañafote” o “Gañote” (aunque esta no fuese la manera de abonarlo). Comentar que la atracción que sintieron entre ambos fue fatal.

Iniciamos la ruta desde la Finca de Melonares, donde se produce un primer amago de descomposición causado por el pastelito de marras.

La temperatura caía en picado conforme descendíamos hasta el pantano. El aire gélido dificultaba la respiración. Los manguitos se quedaban cortos. Por fortuna la bajada fue rápida y terminó pronto. Algo de llaneo con algún repechillo sin importancia por asfalto, nos llevó hasta el camino favorito de mi amigo “Buyu”.

La delicia –que no fue tal- engullida por mi camarada seguía haciendo estragos. Su rodar, aún siendo bueno (su estado de forma es optimo) no era el habitual en él. Dejamos a nuestra derecha el camino de ascenso a la Jarilla para rodar un buen número de kilómetros por pista en perfectas condiciones. Con esta dinámica seguimos hasta comenzar la subida al Monte UPA. Larga escalada con una media del 10 % de desnivel. Dejamos atrás el cruce de las buitreras, sin plantearnos bajar a la ribera, tan siquiera. Hoy teníamos prisa. Eramos más motoristas que ciclistas. Coronamos y decidimos emprender el camino de vuelta.

La bajada muy rápida estuvo condicionada por la perdida del freno delantero de Angello. Las cosas no le estaban saliendo bien. Con cuidado hizo el descenso.

De nuevo el camino bautizado como el del “Buyu”. Que fatiga, que largo, no puede ser más pesado (el camino). Las condiciones físicas y horarias nos hacían mirar disimuladamente hacia otro lado al pasar por el cruce de la Jarilla. Otra vez será. No creo que nos abandone cuando volvamos a visitarla. De seguro estará allí esperándonos.

Nos topamos de nuevo con el pavimento hormigonado. Unos moteros nos pasan. Sabíamos hacia donde se dirigían con tanta prisa. Unos kms y llegamos al ascenso a Melonares. Se me suele atrancar bastante, pero Angello estaba deseando llegar. Su meta y su mente están puestas  en poder agazaparse entre matorrales y despedirse de una vez por todas del “Gañafote” o “Ganote”  (ya me enteraré de su nombre). Seguramente no añorará su marcha.  Cambio de ropa y para casa. No hubo segundo tiempo. El vientre de mi compañero se sintió agradecido por ello.

Teniamos una cita con la historia, queríamos dejar zanjado de una vez por todas el codazo de Tassoti a Luis Enrique, (eso sí fue juego limpio) y hoy con otros protagonistas teníamos esa oportunidad. Nos ha costado años, pero al final, la violencia a base de empellones, unas veces con el codo y otras disfrazada de coz desde una moto, ha sido derrotada. Lorenzo for ever. Es lo que hay. Un placer doble ayer sin duda alguna.

buena cronica Lanchi,que paso que Angello se le vino la carga atras y se puso cagalon to el tiempo,el que faltaba ahi era el Buyi, si llego a estar me meo yo,